Sensibilizar desde la Sensibilidad

Sensibilizar desde la Sensibilidad

Estamos en pleno noviembre, un mes marcado por una fecha clave, el 25N, día internacional por la erradicación de la violencia contra las mujeres. Tanto los movimientos sociales como las instituciones ponen el foco durante todo el mes en visibilizar esta lacra de la sociedad, señalar sus causas estructurales y buscar formas para ponerle fin. En los últimos años como sociedad vamos teniendo más conciencia respecto al tema, pero todavía existen sectores que no ven relación entre la violencia que sufrimos las mujeres y las estructuras sociales que la perpetúan. Por ello, la sensibilización mediante actividades, talleres, redes sociales, publicidad… sigue siendo fundamental. Maravilloso sería el año en que no hubiera la necesidad de marcar el 25N en el calendario, así como otros tanto días.

La semana pasada estalló una polémica a raíz de una campaña del Ayuntamiento de Córdoba para visibilizar la violencia de género. En el cartel se podía observar, tratando de describirlo de la forma más objetiva posible, un dibujo infantil que mostraba el rostro de una mujer llorando y un texto que lo acompañaba decía: “De mayor no quiero ser como mi papá”. Las reacciones en contra de la campaña no se hicieron esperar, alegando que era un ataque a la paternidad. A lo que el mismo ayuntamiento ha comunicado que «el objetivo ha sido poner en marcha una campaña de concienciación en la que se pusiera el foco en el daño emocional que sufren los menores que presencian cómo su padre agrede a su madre en el seno del hogar familiar», y que «en ningún caso, y bajo ningún concepto, se ha pretendido estigmatizar la figura paterna». Obviamente también se han podido ver reacciones apoyando la campaña, pero finalmente ha sido retirada. “Cuando hay que explicar el mensaje es que no se transmitió la idea bien. Para evitar que se pierda el objetivo con el que nació esta acción, retiramos la campaña. Y acompaño disculpas en primera persona a todas las personas que se han sentido ofendidas” ha publicado en su cuenta de twitter la teniente alcalde, Eva Timoteo.

Lo que ha sucedido nos lleva a una reflexión necesaria sobre cómo llevamos a cabo la sensibilización en materia de género. Porque si el objetivo de la campaña era sensibilizar sobre el tema, dadas las reacciones, podríamos decir que no se ha logrado tal objetivo, sino más bien todo lo contrario. Si de verdad queremos que la sensibilización sea eficaz, es fundamental replantearnos la forma de comunicar. Esta controversia nos puede servir de ejemplo para recordar los elementos de la comunicación que se nos explicaban en la asignatura de lengua. Por lo que os invito a acompañarme en este análisis sobre cómo se ha llevado a cabo la comunicación de esta campaña, para poder sacar aprendizajes y afinar más las acciones cuando realicemos actividades de sensibilización.

En primer lugar podemos definir el contexto, que tal y como ya hemos dicho es el mes dedicado a la eliminación de violencia contra las mujeres. Después podemos diferenciar los dos agentes que participan en esta comunicación. El emisor en este caso sería una institución, ya que esta campaña se lanza desde el ayuntamiento de Córdoba. El receptor sería la ciudadanía en general, y de forma particular aquellas personas con menor sensibilización en igualdad de género. El canal que deciden utilizar es una campaña publicitaria a través de unos carteles colocados en las calles de la ciudad. El mensaje que pretendía lanzar el ayuntamiento era concienciar sobre el daño emocional que sufren los menores que viven la violencia en su hogar por parte de su padre a su madre. Y digo pretendía, porque a la vista está que ha habido un fallo en el mensaje, el cual analizaremos más adelante. Por último hace falta hacer referencia al código, ese conjunto de reglas y normas comunes al emisor y receptor que favorecen la comunicación. Desde mi punto de vista, aquí se encuentra el quid de la cuestión, no sólo en este caso, incluso me atrevería a decir que la mayoría de los problemas de comunicación radican en un uso inadecuado del código, que se aleja del objetivo del mensaje que queremos transmitir. Para que una comunicación sea eficaz es crucial que todos los elementos vayan en sintonía y se complementen unos con otros.

Volviendo al ejemplo que estamos analizando, vamos a poner la lupa en algunos de los elementos para ver detalles interesantes. Si el objetivo de lanzar la campaña es sensibilizar sobre las consecuencias emocionales de la infancia que es testigo de la violencia de género, es fundamental que el código que se utilice sea acorde con el perfil de población que todavía no está sensibilizada en el tema, de lo contrario el mensaje sólo llegaría a personas ya sensibilizadas, por lo que no se alcanzaría el objetivo. Para ello el mensaje debe ser claro, conciso y sin posibilidad de errores en su comprensión, de lo contrario podría producirse un efecto opuesto a lo que se pretendía, tal y como ha sucedido con esta campaña.

Aparte de los seis elementos de la comunicación que se muestran en los libros de texto, existen manuales en los que se trata la comunicación de forma más amplia, que incluyen tres elementos más: la retroalimentación o feedback, que es la información que devuelve el receptor al emisor sobre el mensaje recibido; el ruido, que hace referencia a las dificultades que se producen durante la transmisión del mensaje; y el filtro, que muestra las barreras mentales que surgen por parte del emisor y/o receptor. En el caso que estamos analizando considero que es importante incluir dos de estos elementos, ya que nos ayudan a ver el tema con una mirada más amplia.

En cuanto al filtro, podemos diferenciar dos tipos de personas según el feedback que han hecho de la campaña. Por una parte están quienes al leer “De mayor NO quiero ser como MI papá” han visto que el mensaje se refiere a los casos en los que el padre es violento con su madre (reflejada en la mujer que llora en el dibujo). Por otra parte están quienes han leído el texto descontextualizado de la imagen, debido a las creencias previas que suelen reflejarse en frases como “no todos los hombres”, sintiendo esta campaña como un ataque a su paternidad o a la paternidad de sus padres. Con esto no pretendo juzgar ninguna de las reacciones, pero esta situación me invita a aprovecharla para reflexionar y hacer un ejercicio de autocrítica desde los feminimos, para cuestionarnos nuestra forma de sensibilizar, haciéndonos preguntas como: ¿tiene sentido enfocar la sensibilización en colectivos ya sensibilizados?, ¿cómo podemos llegar a aquellos sectores en los que la perspectiva de género les es ajena?, ¿cómo podemos adaptar nuestros códigos lingüísticos para que el mensaje sea comprendido por aquellas personas que todavía no han descubierto las gafas violetas? Si las personas a las que pretendemos sensibilizar se sientan ofendidas o atacadas, ¿esto favorece que les llegue nuestro mensaje o a lo mejor tenemos que empezar a mostrar lo más obvio?

Estas preguntas sería interesante responderlas en común, pero lo que sí tengo cada vez más claro es que a la hora de diseñar una campaña definamos bien cual es el público objetivo para sensibilizar, de esta manera podremos adecuar el mensaje, el código y el canal al perfil que nos interesa, aprovechando los contextos que favorezcan que lo que queremos transmitir llegue a aquellos sectores de la sociedad que más necesitan sensibilización en este tema. Lo importante es no perder de vista nuestro objetivo y aprovechar estas circunstancias como una oportunidad poder ajustar nuestra forma de sensibilizar en igualdad de género.

Luz Casasola